El sol apenas aparece...
Le grand coude de l'Yvette
El gran recodo del río Yvette
(foto / photo N. Genaille)
(foto / photo N. Genaille)
Promenade de l'Yvette
Le soleil perce à peine la brume épaisse qui enveloppe le paysage et étouffe les bruits...
Il est tôt, il n'y a presque personne: je croise un cycliste pressé, un coureur. Au loin devant moi, une dame promène son chien... Les seuls vrais habitants des lieux sont les canards, de beaux colverts qui nagent paisiblement sur la rivière et y dessinent des moires élégantes.
Le grand coude de l'Yvette ouvre sur une large perspective. Ce sont encore les couleurs de l'automne, brun et doré, avec déjà la pureté dure de l'hiver qui se dessine... J'avance tranquillement, au rythme de ma liberté retrouvée.
Quand je sens la fatigue, je rebrousse chemin et retrouve les canards, face au moulin reconverti en restaurant où j'irai manger une crêpe pour terminer la fête de cette longue promenade sereine...
Paseo por el río Yvette
El sol apenas aparece en la bruma espesa que envuelve el paisaje y amortigua los ruidos.
Es temprano y no hay casi nadie: me cruzo con un ciclista que tiene prisa y con un corredor. A lo lejos, enfrente de mí, una dama pasea a su perro. Los únicos verdaderos habitantes del lugar son los patos, hermosos ánades reales, que nadan en paz en las aguas del río y dibujan elegantes moarés.
El gran recodo del río Yvette se abre sobre una amplia perspectiva. Todavía dominan los colores del otoño, marrón y dorado, pero ya se siente la dura pureza del invierno. Avanzo tranquila, al ritmo apacible de mi nueva libertad de movimientos...
Cuando me siento cansada regreso y encuentro de nuevo a los patos enfrente del molino convertido hoy en restaurante, donde voy a comer una "crêpe" (tortilla francesa), para terminar bien la fiesta de esta larga caminata tan serena.
Le moulin, restaurant La Cabane
El molino, restaurante "La Cabaña"
(foto / photo N. Genaille)
(foto / photo N. Genaille)
Paseo por el río Yvette
El sol apenas aparece en la bruma espesa que envuelve el paisaje y amortigua los ruidos.
Es temprano y no hay casi nadie: me cruzo con un ciclista que tiene prisa y con un corredor. A lo lejos, enfrente de mí, una dama pasea a su perro. Los únicos verdaderos habitantes del lugar son los patos, hermosos ánades reales, que nadan en paz en las aguas del río y dibujan elegantes moarés.
El gran recodo del río Yvette se abre sobre una amplia perspectiva. Todavía dominan los colores del otoño, marrón y dorado, pero ya se siente la dura pureza del invierno. Avanzo tranquila, al ritmo apacible de mi nueva libertad de movimientos...
Cuando me siento cansada regreso y encuentro de nuevo a los patos enfrente del molino convertido hoy en restaurante, donde voy a comer una "crêpe" (tortilla francesa), para terminar bien la fiesta de esta larga caminata tan serena.
Crêpe à la Cabane
"Crêpe" en la Cabaña
(foto / photo N. Genaille)
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